Es mejor conocer algunas preguntas que todas la respuestas
James Thurder
Wonder
La lección de August
Uno de las grandes frases que acompañan a la "nueva educación" es la que proclama como un precepto: "los docentes no estamos para dar respuestas, sino para provocar preguntas".
Llevamos demasiados años de educación sin promover la enseñanza de muchos aprendizajes esenciales...
Movere
Ya la psicología clásica descifró hace tiempo cómo aprendemos: En un esquema simplificado del algoritmo que gestiona nuestro cerebro en un proceso de aprendizaje, podemos enunciar que se compone de tres fases
Aprendizaje = Equilibrio +Desequilibrio+Reequilibrio
El desarrollo de estas tres fases es, lo que de forma práctica, los docentes utilizamos (o podríamos utilizar) como base para crear las secuencias de aprendizaje:
conexión/información -conflicto/reflexión/investigación-creación/aplicación
Las "actividades" son el soporte físico con el que concretamos y hacemos tangibles estas tres fases.
El modo con el que las llevamos a cabo, es la metodología, que nos marca el camino o proceso a seguir para conseguir las metas que nos proponemos .
Las metodologías de corte activo también son una de las banderas de la nueva educación. En su objetivo no está tanto en la transmisión de conocimientos, como en la puesta en práctica de esos conocimientos con un fin determinado.
Se caracterizan por considerar al alumnado, no como recipiente de información, sino como "agente" de creación de conocimiento, para lo que es necesaria la idea de la aplicación del conocimiento , poniendo el foco en «qué sé hacer con lo que sé». Además, convencidos que para construir conocimiento hay que "mover" la máquina. "Movere" decían los latinos. Sorpresa, emoción, motivación hacia... comentamos ahora.
La creación de conflicto cognitivo en el alumnado
Sin un conflicto que nos mueva, emocione o sorprenda... es más complejo construir aprendizajes. Necesitamos un motivo. La neurociencia educativa nos ratifica estos planteamientos.Así de simple...¿o no?
Porque no es fácil crear el clima de duda para una generación de docentes cuya misión ancestral ha sido generar certezas.
En última instancia los alumnos están dispuestos a que les digamos sobre qué dudar, pero no están acostumbrados a dudar.
Llevamos muchos años sin guiar "con sistema" a nuestro alumnado hacia clasificación, registro, tabulación… de la información, así como las técnicas de análisis de la misma; sin provocar.la reflexión, la comparación y la duda sobre teorías que se dan por asentadas; sin alentar la curiosidad por indagar y descubrir; sin diseñar modelos de actividades para investigación; sin tradición de proporcionar técnicas de búsqueda de evidencias sobre un tema o concepto; sin valorar los procesos seguidos para extraer sus propias teorías o conclusiones (por erróneas que sean).
Llevamos demasiados años de educación sin promover la enseñanza de muchos aprendizajes esenciales...
Y, quizá este es el papel más ajeno asignado a los nuevos docentes de lo que hemos venido haciendo habitualmente, el rol más raro que se nos ha encomendado: no transmisores , sino orientadores o guías de los aprendizajes.
Estamos descolocados al saber que nuestra misión no es la de preguntar sobre aquello que explicamos momentos antes, o días anteriores. Ni tan siquiera responder a las preguntas sobre los conceptos que nos hacen los alumnos. Es difícil convencernos de que no es necesario tener respuestas exactas a las dudas del alumnado sobre cualquier contenido. Es complejo comprender que el primer investigador debe ser el maestro. Nos quedamos fuera de juego al entender que nuestra misión es "darles pistas" y promocionar caminos para que "aprendan a aprender".
Estamos descolocados al saber que nuestra misión no es la de preguntar sobre aquello que explicamos momentos antes, o días anteriores. Ni tan siquiera responder a las preguntas sobre los conceptos que nos hacen los alumnos. Es difícil convencernos de que no es necesario tener respuestas exactas a las dudas del alumnado sobre cualquier contenido. Es complejo comprender que el primer investigador debe ser el maestro. Nos quedamos fuera de juego al entender que nuestra misión es "darles pistas" y promocionar caminos para que "aprendan a aprender".
La dificultad es cómo gestionar: saber, saber profundo y comprensivo, saber para qué, saber cómo y saber hacer. Para ello, sin duda, la interacción y práctica con otros, la perseverancia, la repetición y uso cotidiano... son aliados esenciales.
El reto está servido
Es un reto..atractivo. Pero qué difícil...¿verdad?
Un reto atractivo, fundamentalmente, por falta de experiencias, por falta de formación con modelos adecuados, por falta de compromiso para des-confortarnos de nuestro sillón de la enseñanza transmisora y para complicarnos con crear camas elásticas para el aprendizaje constructivo. Por falta de compromiso con la tarea de desarrollar el pensamiento crítico y creativo en nuestro alumnado como primera y esencial medida. Sin sobrevalorarlo pero, esencialmente, sin ignorarlo.
Y es que , aprender investigando exige, al menos, tres procedimientos constantes, sistemáticos, integrados y encadenados:
la participación activa, la interacción y la cooperación
Quizás esto tiene que ver con eso que hemos venido llamando durante muchísimo tiempo construcción social del aprendizaje. Aprender con otros, aprendizaje horizontal, aprenseñar (que acuña mi apreciado Durán). A lo mejor, esto tiene que ver con eso que algunos comparan con el humo : la educación centrada en el alumno y en aprendizaje.
Metodologías innovadoras no son aquellas que incluyen preguntas, sino aquellas que respetan las respuestas.
José Antonio Fernández Bravo
¿Respetar las respuestas? ¿Eso significa que todas son ...admitidas? ¿Significa romper la dicotomía acierto-error? ¿despenalizar el error y le darles la categoría de oportunidad de aprendizaje?
La perspectiva es completamente opuesta al enfoque clásico. Pero este tema del valor del error... lo dejaremos para otro día.
Se concibe el aprendizaje como una acumulación de informaciones, cuantas más mejor, que van ensamblándose con las anteriores. Pero así no puede surgir nada distinto de lo conocido, solo se refuerza o se retoca lo que ya se tiene. El verdadero aprendizaje supone una transformación. Para que afloren nuevas formas de hacer y de pensar, es preciso destruir y construir continuamente. Se necesita estar dispuesto a desprenderse de lo que no sirve aunque no estemos totalmente seguros de lo nuevo.
ResponderEliminarPero no se puede crear sin conocer, partiendo de la nada. Y esta es una de las funciones reconocidas de la educación: proporcionar una base sobre la que impulsarse; es decir, mostrar cómo lo han hecho otros; presentar los conocimientos, los modelos y los marcos de referencia que han condicionado el devenir de la humanidad a lo largo del tiempo. Todo ello sin olvidar que los saberes no son definitivos, que en cada época cada civilización ha pretendido ser eterna y siempre se ha considerado la mejor y la más avanzada que todas las que la hubieran precedido.
Aquí es donde reside el reto: en enseñar y educar de tal manera que luego sea posible desaprender. Y esto solo es posible si el que educa, a su vez, está desaprendiendo.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/desaprender/
Cuando una persona aprende se enseña y cuando con lo que ha aprendido puede seguir aprendiendo ahora la persona se ha educado.
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